Miércoles… lindo
día, estamos a la mitad de semana.
Esa chica. Qué
chica más linda, pero… está bien confiar en ella. Su hermano es muy bonito,
también. Bueno, son hermanos. ¡Que locura!
—Ya despertate de una vez, Carol —dijo Joaco mientras
la alzaba y la sentaba en la silla con rueditas del escritorio, que ahora
compartían.
Carol estaba desorientada, pero no extrañada. Él solía
no tenerle paciencia. Mientras Joaco corría de un lado al otro, ella lo miraba,
atenta y sonriendo divertida.
—Joaco —dijo haciendo énfasis en cada silaba.
—¿Qué? —preguntó indiferente, sin dejar de correr de
un lado al otro.
—¿Qué materias tenemos hoy? —su voz era juguetona,
pero se notaba el sueño.
Joaco se detuvo por unos segundos con una mirada fija
en ella, estaba pensando. Volvió a andar.
—Tenemos matemática, lengua, psicología e inglés
—contestó metiendo algo a su mochila.
Carol continuó mirándolo, pensando en lo tonto que
podía ser a veces. ¿Por qué no prepara su ropa y mochila en la noche? Podría
dormir un poquito más y ahora no estaría tan apurado. Rió por lo bajo.
—¿Cómo te cayeron los chicos de ayer? —preguntó ella
algo aburrida.
—Bien, son muy simpáticos —contestó contento, pero
estaba apurado y parecía histérico.
—¿Y la chica? —sonrió en cuanto él se frenó en seco.
—¿Qué pasa, te pone celosa? —uso su típico tono
irónico. Aquel que le aseguraba la verdadera respuesta.
—La verdad no mucho. Ella es más tu estilo —se paró y
prendió la camisa que Joaco llevaba.
Él miraba detenidamente cómo ella caminaba hasta la
ropa que ya tenía preparada y se metía en el pequeño cambiador que la señora
Grey les había colgado.
—Es muy linda —confesó Joaco mientras veía como la
ropa volaba del cambiador—. ¿Y a vos como te cae Dan? —preguntó tomando su mochila.
—Es como un inmenso arcoíris que resplandece en el
cielo —canturreó contenta, saltando hacía él, imitando a aquella chica tan
hermosa de ojos negros.
Joaco la abrazó.
—No te comportes así que me enamoro —la molestó Joaco,
basándola frenético en el cachete.
Carol reía muy contenta e intentaba zafarse de la
aprensión de él.
—Se nota que es tu tipo —dijo cuando pudo escapar.
Tomó su mochila y lo miró, se había quedado colgado.
Mira por la
ventana. Mira la casa de Dan. Sonrió por lo que él hacía. Corrió a abrazarlo.
—Tranquila —dijo riendo con un tono fingido de enojo.
—Es tu chica ¿Crees que la puedas conquistar con tu
forma de ser? —molestó Carol, aunque había algo de cierto en todo lo que decía—.
Termínate de vestir, que sin el buzo te vas a morir de frio —dijo caminando
hacia la puerta de la habitación.
Joaco tomó su buzo y salieron. Bajaron corriendo,
porque el aire se había impregnado del olor a chocolate y al dulce de las masas
caseras.
—Hola —pero su voz casi ni se escuchó.
Carol y Joaco se sentaron frente a sus hermanos,
quienes habían llegado hace solo unos minutos.
—Hola —las voces de Carol y Joaco se oyeron
melodiosas.
Se miraron con una sonrisa.
—Que temprano, hermanita, me extraña —Trev sonrió de costado
y miró a Carol con desinterés.
—Sí —dijo con un tono desafiante. Le sonrió.
—¿Qué tal tu primer día, Lau? —preguntó Joaco para
sacar conversación, excluyéndose de la pelea de su amiga y su hermanastro.
—Fue muy tranquilo, hermano —contestó cordialmente.
Joaco le sonrió. Eran mellizos, hermanos muy unidos.
Lautaro era el más grande por unos minutos y había adoptado una máscara
distinta a la de su hermano menor, pero en realidad eran muy parecidos en
personalidad.
—Tonto —dijo Carol tirando una masa a Trev, quien se
reía a carcajadas.
—¿Qué sucede? —preguntó sonriendo Lau, que ya conocía
a su compañero de cuarto.
—Nada, le molesta que le diga la verdad —y explotó en
risas cuando nota que Carol se sonroja.
Todos la miraron, su puchero era una de las cosas más
dulces, pensaron los tres.
—¿Qué te dijo, Carol? —preguntó Joaco.
—Nada —refunfuñó, mirando a Trev con odio.
De repente, la madre de Carol y Trev salió de la
cocina con la intención de levantar las cosas, ya que era la hora de que se
fueran, pero notó otra cosa.
—Chicos, terminen de una vez, tienen que irse al
colegio o van a llegar tarde —dijo furiosa.
Todos tomaron rápido el chocolate y comieron unas
cuantas masas. Carol tomó muchas más cuando se levantaron al unísono. Se
pusieron sus mochilas en la puerta, ella aprovechó para ponerse su gorro
también.
—Chau —dijeron antes de salir.
Trev sacó de su bolsillo un chupetín y comenzó a
abrirlo, pero Carol lo tomó y salió corriendo. Ella tenía un fanatismo por los
dulces de cualquier tipo.
—¡Carol, dámelo! —gritó Trev y la siguió.
Carol corrió por el gran patio delantero y salió
empujando el portón. Ambos tenían una buena condición física Trev le pisaba los
talones, pero Carol se paró en seco cuando vio que de la casa de junto salía
aquella chica tan bonita y su hermano.
¿Me habrán
visto? ¡Espero que no, porque me muero!
—Te dije que me lo des, hermana —dijo simulando tono
molesto.
Trev le arrebató el dulce con fuerza, pero Carol no reaccionó:
miraba atenta a Dan, quien al verla corrió con una alegría inexplicable hacía
ella.
—Hola, Carol —dijo al pararse frente a la aludida.
—Ho-hola, Dana —dijo casi temblando.
—¡Ah! —exclamó Trev mirando a Carol—. Hola soy Trevor,
su hermanito —dijo señalando a Carol, quien no podía disimular sus nervios
porque Matt estaba tras Dan.
—Hola, soy Dan —saludó enérgicamente.
—Hola, me llamo Matt —dijo él un poco fuera de
contexto—. Hola, Carol —y le sonrió haciendo que la pequeña temblara.
Trev rió. Pero nadie llegó a cuestionar nada ya que
Joaco llegaba junto con Lau, aunque ninguno había notado la presencia de
ninguno hasta que chocaron contra Trev y Carol.
—¿Qué…? —Joaco se calló al ver a Dan (quien miraba a
Carol, aunque la chiquitina no lo notaba).
—Hola, Joaco —dijeron los hermanos cordialmente.
—Hola —dijo algo paralizado. Carol lo miró—. Él es mi
hermano, Lautaro —agregó componiéndose.
—Hola, Lau —dijo la rubia. Quien al parecer no se
cansaba de decirlo.
Lau solo levantó la mano cordialmente.
—Sería bueno que continuemos charlando de camino al
colegio —dijo Matt, a lo que todos asintieron.
Comenzaron a caminar con tranquilidad. Y excepto por
Dan, quien intentaba hacer hablar a Carol, todos se mantuvieron en silencio
hasta que Lau preguntó:
—Trev, ¿no tenías que verte con alguien? —
Él chico de ojos negros lo miró, golpeándose la
frente. Todos se frenaron y lo vieron.
Trev, que estaba juntó a Carol, corrió hacía Lau.
—¿Te llevo? —preguntó al escuálido personaje de
cabellos castaños.
—Sí… —contestó algo avergonzado ya que eso consistía
en levantarlo.
Trev se acercó a Carol y le ofreció el chupetín.
—No puedo alzarlo con esto —aclaró.
Ella abrió la boca y lo tomó. Él volvió a Lau y lo
alzó.
—¡Nos vemos! —gritó Lau cuando Trev ya había ganado
distancia, ya que había comenzado a correr.
—¿Por qué lo alzó? —preguntó Matt.
—Lau es muy débil… La consecuencia de ser mellizos —contestó
algo triste Joaco, pero enseguida sonrió.
Se mantuvieron en silencio por unos minutos, pero
Carol miró a Dan agachando un poco la cabeza.
—¿Vamos? —preguntó con una voz temblorosa al
extenderle la mano. Se sonrojó.
Dan sonrió.
—Claro —dijo feliz mientras tomaba su mano. Comenzó a
caminar dando largas zancadas, Carol la siguió a pazos rápidos por detrás.
Joaco y Matt se miraron, algo cómplices, y las siguieron.
¡Hola! Pásate esta noche por mi blog <a href="http://losasesdelabaraja.blogspot.com.es/> Juego de Cartas </a> a partir de las 22h, tendrás un premio esperándote ^_^
ResponderEliminarUn beso!
Me gusta mucho lo que haces con las palabras y como redactas así que creo que me voy a quedar aquí para ponerme al día con esta historia.
ResponderEliminarPor cierto amé tu fondo de flores, es precioso.
Besos.
Te sigo.